Guía de Kayak para principantes

Si te atrae la vida en el agua y te estás preparando para tu primera remada, vas por buen camino. Aprender a navegar un kayak no es complicado: se trata de perder ciertos temores, comprender dónde aplicar la fuerza —no en los brazos— y elegir la embarcación adecuada para el entorno en el que vas a navegar. Esta guía reúne los fundamentos para debutar con seguridad y disfrutar desde la primera salida, ya sea en lago, río o mar, en solitario o acompañado.

Qué kayak elegir

Tu kayak es como un vehículo: todos flotan, pero no todos sirven para lo mismo. Conviene decidir en qué aguas vas a pasar la mayor parte del tiempo.

  • Lagos y estanques. Son el escenario ideal para comenzar. Agua generalmente plana, poco viento y navegación previsible. Perfectos para pasear, hacer ejercicio o pescar con calma.
  • Ríos y canales. Ofrecen desde tramos tranquilos hasta otros con corriente viva y obstáculos. Si empiezas, limítate a cursos lentos y previsibles. Los ríos con más energía requieren maniobrabilidad y reacciones rápidas.
  • Mares. El viento, las mareas y el oleaje elevan el nivel de exigencia. Si te inicias en costa, muévete cerca de la orilla y evita días de mar formado.

En cuanto al tipo de kayak, para empezar conviene priorizar la estabilidad. Los modelos más cortos (menos de 12 pies) y anchos (más de 24 pulgadas) resultan más estables que los largos y estrechos, pensados para velocidad y distancia.

TIPO

CARACTERÍSTICAS

RECOMENDACIÓN

Sit-on-Top (Abierto)
Asiento en la superficie. Son autovaciantes (agujeros de imbornal). . Más pesados, lo que da estabilidad Primeros kayakistas (fácil entrada/salida y rescate), climas cálidos, aguas tranquilas
Recreo (Sit-in)
Cortos y anchos (menos de 12 pies). Excelente estabilidad. Bañera más grande Principiantes que prefieren sit-in, viajes cortos por aguas tranquilas (lagos, ríos lentos)
Tándem (Dual)
Diseñado para dos personas. . Mayor longitud y peso Principiantes acompañados en estanques tranquilos o lagos pequeños. . Máxima estabilidad
Touring/Travesía
Largos (más de 12 pies) y estrechos. Construidos para la velocidad y la distancia
Kayakistas aficionados o más avanzados en aguas abiertas (senderos marítimos, carreras fluviales).

Nuestra recomendación para principiantes son los kayak Sit-on-top: Facilitan el auto-rescate: si vuelcas, puedes volver a subirte con rapidez, sin aprender técnicas avanzadas. Disponen de drenaje automático: los imbornales evacuan el agua que entra en la bañera y aportan sensación de estabilidad: suelen ser más pesados y perdonan errores.

Si te preocupa el frío o buscas mayor protección, un sit-in (cabina cerrada) mantiene la mitad inferior más seca y resguardada del viento. En ese caso, opta por un kayak de recreo con bañera amplia para entrar y salir sin complicaciones.

Técnica de remado en kayak

Remar no va de bíceps. La potencia nace en el tronco, se transmite a la pala a través del core y se apoya en el empuje del pie. Introduce la pala de forma vertical a la altura de la punta de los pies, rota el torso para generar el impulso y retírala cuando llegue a la cadera; alargar el gesto por detrás solo cansa y salpica. Para girar con decisión, traza un arco amplio desde la proa hasta la popa —el clásico golpe de barrido— acompañándolo con una rotación marcada del tronco. Si necesitas frenar o retroceder, invierte la mecánica: coloca la cara posterior de la pala detrás de la cadera y empuja el kayak hacia atrás manteniendo el control del centro de gravedad.

La pala es tu verdadera transmisión. Coloca las manos algo más separadas que el ancho de los hombros, con la cara cóncava orientada hacia ti cuando avanzas. Evita el agarre rígido; una mano crispada fatiga antes y resta sensibilidad sobre el agua.

  1. Fase de entrada (catch). Introduce la pala de forma vertical a la altura de la punta de tus pies. Cuanto más adelantada y limpia sea la entrada, mejor agarre del agua.
  2. Fase de potencia (power). Gira el tronco y empuja con el pie contrario al lado de la palada. La rotación del core, no el brazo, es la que mueve el kayak con eficacia.
  3. Fase de salida. Extrae la pala a la altura de la cadera. Prolongar el gesto por detrás solo fatiga y salpica, sin aportar empuje.

Para girar con rapidez, utiliza el golpe de barrido: traza un arco amplio con la pala desde la proa hasta la popa manteniéndola sumergida y acompáñalo con una rotación marcada del torso. Para frenar o retroceder, ejecuta el golpe inverso: gira el tronco, coloca la cara posterior de la pala detrás de la cadera y empuja hacia delante del kayak.

Ajuste de la pala. Mantén las manos ligeramente más abiertas que el ancho de hombros. La cara cóncava debe mirar hacia ti en el avance. Evita agarres rígidos; una mano excesivamente apretada acelera la fatiga y empeora la sensibilidad de la pala.

Qué hacer si vuelva el kayak

Si vuelcas, actúa con método. Mantén la calma —el chaleco te sostiene—, endereza el kayak y vuelve a bordo aprovechando la flotabilidad del propio casco: en lugar de “tirar de brazos”, piensa en deslizar el torso sobre la cubierta, centrar el peso y, ya estable, introducir las piernas. En el embarque ocurre algo parecido: en un muelle, siéntate con las piernas fuera, apoya el remo transversalmente como punto de apoyo y baja el peso con control; en la orilla, coloca el kayak en la línea de flotación, siéntate en el borde posterior de la cabina y desliza las piernas manteniendo el centro de gravedad bajo y centrado.

  1. Mantén la calma: el chaleco te mantiene a flote.
  2. Endereza el kayak si ha quedado boca abajo.
  3. Para subir, piensa en “traer el kayak bajo tu cuerpo”: apóyate amplio, estírate sobre la cubierta para repartir peso y, una vez con el torso dentro, centra el equilibrio y mete las piernas. Evita tirar solo de brazos.

Cómo navegar en Kayak con perro

Navegar con un perro es viable si se prepara con cabeza. Un sit-on-top estable o un tándem ayudan a repartir el peso y a que el animal se mueva con seguridad. Acostúmbralo primero en seco, súbelo y bájalo del kayak con calma y refuerza la tranquilidad. Un chaleco para perros con asa superior facilita el rescate, una esterilla antideslizante evita resbalones y unas salidas cortas en aguas quietas permiten ajustar expectativas. Añade pausas, agua dulce y algo de margen adicional frente a viento u oleaje: con un pasajero extra, todo exige más anticipación.